Muñoz, Lucio
(1929 - 1998)

Lucio Muñoz (Madrid, 1929-1998) vivirá en su ciudad natal hasta pasados unos meses del inicio de la Guerra Civil, poco después lo enviarán al pueblo granadino del que era originaria su madre. Una vez finalizada la contienda, regresa a la capital donde compagina su asistencia al colegio con el trabajo en una tienda de alimentación regentada por su padre. En 1946 comienza a tener contacto con el arte acudiendo a clases del pintor y grabador Eduardo Navarro para posteriormente ingresar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando donde se formará durante cinco años y será discípulo de Eduardo Chicharro. En esta institución entrará en contacto con los realistas madrileños, entre ellos Antonio López y la que sería su futura esposa, la también pintora  Amalia Avia. Sus dotes artísticas le llevan a recibir una beca de El Paular, posteriormente inicia continuados viajes, en 1953 se traslada a Reino Unido y poco después Italia. Sin embargo, será París su ciudad de referencia y la que le servirá de inspiración estilísticamente en muchas ocasiones, allí conoce la abstracción de la mano de artistas como Wols, Dubuffet o Tàpies. Sólo dos años después realiza su primera exposición en la Dirección General de Bellas Artes y en la Galería Dintel de Santander. Poco a poco, comenzará a reconocerse su labor creativa, en sus inicios vinculada a la figuración y desde mediados de los años 50 al informalismo. Preocupado por las cuestiones matéricas, Lucio Muñoz comenzó a utilizar materiales de la más variada naturaleza. En un principio se sirve del lienzo como soporte sobre el que realiza múltiples intervenciones físicas, rasgados, incisiones, quemaduras o pintadas, pero es a partir de 1956 cuando encuentra el cauce definitivo de su expresión en la madera, que se convertirá en el tratamiento recurrente.

La ostentación de lo orgánico, los colores oscuros, con cierto predominio del negro, se irán disipando con los años. Después de cultivar la obra gráfica, su pintura se vuelve menos agresiva y más luminosa, pasando por una etapa más realista hacia 1968.

A partir de los años ochenta, regresa a la utilización de la madera ejecutando paisajes imaginarios más serenos en los que predomina la monocromía. Su última década de trabajo coincide con su plenitud creativa y con la realización de obras simples y serenas, que destacan por su vacío y sencillez. Lucio Muñoz se consagró como una de las figuras más relevantes del informalismo español del siglo XX, consiguiendo galardones tan importantes como la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes.  Asimismo, su obra se puede contemplar en colecciones tan destacadas como la de la Tate Gallery (Londres), la del Stedelijk Museum (Ámsterdam), la del Chasse Manhattan Bank (Nueva York) o la del Museo de Arte Moderno (Buenos Aires).